sábado, 9 de julio de 2016

Confianza... Por qué no?

Confianza…. Por qué no?

Sentía y podía ver cómo el verano se iba instalando en la vida de  aquellos que se cruzaban a mi paso. En realidad, era en mí donde se instalaba el verano. Las ansiadas y merecidas vacaciones  llamaban a mi puerta. La música en los auriculares me transmitían la alegría que no necesitaba,  pero que sumaba más de lo bueno.

Me fijé en un grupo de chicos y chicas de unos 16  ó 17 años.  Eran unos quince más o menos, Sentados en la hierba, gritaban, reían, corrían…. ganseaban … Todo  era perfecto.
 Pero por qué una garrafa de cinco litros de vino con cocacola presidía al grupo….?

Y Por qué no? Eran libres. Podían hacer lo que quisieran, aunque no les está permitido legalmente.

 Por qué a pesar de las restricciones decidían beber en lugar de elegir otra manera de divertirse?
Para qué necesitaban el alcohol en sus vidas? Qué papel desempeña si lo tienen todo?

La curiosidad y la energía pudieron frente a la prudencia y  me observé dirigiéndome decidida hacia ellos y aunque sabía la respuesta a esas preguntas quería escucharlas de sus propias voces.

En un flash me convertí en periodista con un  artículo entre manos sobre adolescentes.

Con esa excusa me planté entre  la garrafa de calimocho y ellos.

La pregunta y mi presencia  a pesar de lo que pudiera parecer, no les sorprendió mucho. Podía ser debido a los efectos del alcohol.
Por qué siendo tan vivos, tan auténticos,  ¿necesitáis beber? ¿Para qué lo necesitáis?

Pronto pude sentir su curiosidad hacia  mí y por lo que hacía allí y rápido me acogieron como una más entre ellos. Me senté sin más y me uní a sus risas.
Percibí como se sentían alegres, confiados, curiosos (bendita curiosidad) participativos. Querían ser visibles.
-Muy sencillo!,  respondieron. Con el alcohol, nos atrevemos a hacer lo que sin él no seríamos capaces.
La respuesta de otro: - Para divertirnos!!
-Porque  todo el mundo lo hace…!!! Interesante. imitan? A quiénes  imitan?;  pensé
-¿Qué es lo que no os atrevéis a hacer sin él?
¿Qué es para ti divertirte?
¿Es lo mismo lo que no os atrevéis a hacer que diversión?  Acaso no os atrevéis a divertiros? ¿Necesitáis escudaros en él para hacerlo?
¿De qué os protegéis?

Todas estas preguntas curiosas fueron las primeras. Así me fueron saliendo y algunos, los que tenían menos alcohol en su sangre, comenzaron casi sin darse cuenta a reflexionar y a responder. Quizá,  libremente escogido, este momento fue un nuevo comienzo de su vida.
 Su lenguaje no verbal, hablaba y me contaba que algún resorte había sonado dentro de ellos. En su esencia.
Se protegen de la gente, de la sociedad, de sus juicios, de su falta de confianza en ellos.
Yo, no les juzgaba. No se sentían juzgados. Mi apertura, les abrió.
Parecía que hubieran estado esperando a que alguien, una desconocida, se  les acercara para  hacerles esas preguntas, que ya habían oído en boca de otros, pero que sin embargo tal vez, nadie les hizo desde la simple curiosidad, la plena confianza  en ellos y el máximo respeto.

Parece ser que de repente cobraron protagonismo. Yo, les podía ver, allí en un parque, en verano, fuera del aula, en su ámbito, como se dice… en su salsa.  Allí, donde pueden SER, donde parece que nadie les puede ver?
Les veía tan completos, tan únicos,  tan capaces de comerse el mundo, tan recién estrenados…. Llenos de vida.
Decidí darles mi visión. Así que reflejé  lo que  me proyectaban  con la mejor de mis miradas.
Querían que permaneciera con ellos.
Lancé una vez más la caña al agua.
¿Qué es lo que mejor que sabéis hacer  sin apenas esfuerzo y que os llena de energía? Cuál es vuestro don?
_Bailar, dibujar, diseñar moda, quiero ser psicóloga.. Bravo!!!
El resto no sabía. NO SABÍAN QUE HACER CON SU VIDA!!!! 

Sus respuestas,- pues lo que está establecido, estudiar “algo” para tener un trabajo. NO sé.

¿Es que nadie les había dado la oportunidad de  verse como lo que verdaderamente son?
Sentí el deseo de retarles.
¿Cuántos de vosotros os consideráis protagonistas de vuestra vida?
Sus caras sorprendidas, seguidas de sus risas cómplices de no saber a qué me estaba refiriendo con esa pregunta, me contestaron.
Continué: ¿Queréis ser los protagonistas de vuestra vida? ¿Queréis darle el color que requiere y que está pidiendo la energía que lleváis dentro para darle un significado?
¿Cuántas veces os quejáis a lo largo del día? ¿Qué hacéis para resolver el problema que originó la queja?
-Te refieres a  cuántas veces decimos, joder?
SÍ, por ejemplo.
-Y , ¿qué podemos hacer?

 Les respondí con otra pregunta: ¿Habéis probado a anotar en un papel y contar luego las veces que expresáis una queja? Si al día siguiente sois capaces de decir una queja menos, es el primer paso para ser protagonistas. Y si verdaderamente queréis dejar de ser víctimas, preguntaos qué podéis hacer al respecto, de qué parte sois responsables y acto seguido tomad una decisión libremente.
¿Qué sois capaces de hacer si no necesitarais el alcohol?  Si no tuviériais miedo a nada? Por ejemplo.

Un sinfín de creativa locura les brotó de dentro: Saltar en paracaídas,  viajar, recorrer el mundo, bailar durante toda la noche, asaltar un banco, eliminar los institutos, los profesores y los políticos….

Estaba claro cuál era su objetivo: Disfrutar de la vida y de lo que  les ofrece. Tomando el timón de su vida, que no es más que tomar decisiones libres  de acuerdo a su ser y su sueño y siendo responsables de las consecuencias de sus acciones.
Les recomendé entonces visitar en internet la AKADEMIA  y vídeos en you tube de algunos como Borja Vilaseca.

Una última pregunta les lancé: Puestos a soñar, ¿cuál es vuestro sueño, algo que os permitiera ganaros la vida al mismo tiempo que os haga disfrutar?

Con esa pregunta  en sus  corazones y mentes  y, la posibilidad abierta de volvernos a ver para seguir charlando, me levanté para regresar a casa. Este encuentro no había sido casual. Volvería a verlos en su salsa, quién sabe si con alguna nueva decisión tomada.

Alguno de ellos me preguntó si tenía instagram. Una más de sus locuras…. Más risas.

Me despedí presentándome: les dije mi nombre  y que había sido un honor  que  hubieran querido compartir media hora ayudándome tanto con mi trabajo. Un trabajo que no es este, el de escribir esto ahora, sino el de intentar despertar consciencia.

Desde aquí les agradezco el que me brindaran  la oportunidad de  ver en ellos la vida y energía que necesitan para ver cumplidos sus sueños y deseando que no permitan que les  corten las alas que necesitan para alzar su vuelo.

Mi sueño,  una sociedad despierta y consciente. Creada a partir de un  sistema educativo donde las conversaciones amables  entre iguales,  partiendo de sus intereses,  no tengan distancias entre maestros y alumnos;  con grupos menos numerosos donde el individuo no sea un simple número, sin saber quién es  y que solo  luche por otro número, por tener o por  hacer;  donde haya  espacios para crear vidas, sus vidas;  donde se extraiga lo mejor de cada ser y no se les llene  solo de contenidos;  donde la gestión de las emociones y las relaciones con sus iguales, primen;  un lugar  donde conocerse  y amarse con coherencia  y aprender a amar  desde la asertividad;  aprender a utilizar la intuición;  un lugar donde se aprenda a ser.  Un lugar de acompañamiento y  no meramente de formación.
Sin este sueño no sería posible  que cada nuevo día  mirase a mis alumnos, y ahora también a  aquellos que vienen a mí,  por un proceso de coaching,  con renovada energía y confianza.

Si me paro a verles,  sus caras, sus sonrisas y sus historias,  me dicen que todo es posible, que es precisamente, lo que les digo yo a ellos cada día.

 Con el coaching  dentro del sistema educativo, podría hacerse. 

En otros sitios existe ya, por ejemplo Finlandia;  por ejemplo en la Grecia antigua con Platón,   ¿por qué no en España y en el siglo XXI?
 Y Por qué No?

Por que sientan sus vidas en sus manos, porque sean auténticos y libres.
Por ellos y por la confianza que deposito en sus sueños. 


 Claudia Pérez Fernández





viernes, 8 de enero de 2016

¿Feliz Año?... Feliz vida nueva

                                                                                                     

                                                                                                                        8 de enero.

Un año más.
Enero de 2016.
Año nuevo, vida nueva.

 Es lo que suele decirse en estas fechas. Y como un tópico, nuestra vida se convierte en  un libro repleto de hojas en blanco dispuesto a ser escrito con experiencias nuevas por vivir,  con renovadas ilusiones y esperanzas,  todo ello con el único y definitivo  objetivo de SER MÁS FELICES.

¿En dónde ponemos nuestras expectativas?, ¿hacia dónde dirigimos la mirada?, ¿cuáles son nuestros objetivos?, ¿cómo alcanzar nuestros sueños?
Lo que sí está claro es que al comienzo del año  se nos pasan por nuestra cabeza nuevas metas y nacen en nuestro corazón deseos de alcanzar de una vez por todas nuestros sueños.

 Somos cada vez más conscientes de que el tiempo pasa y aunque creamos que nos queda toda una vida por delante para alcanzarlos, lo cierto es que los días transcurren  segundo a segundo sin pararse para poder  mirar atrás y es entonces,  al renovarse el año nuevo,  cuando nos preguntamos una vez más ¿A qué estamos esperando para llevar a la práctica nuestros propósitos?, ¿Qué más nos  hace falta para ponernos en el camino que nos lleve hacia nuestros sueños?

La mayoría de las veces, esos sueños se quedan en nuestro corazón sin atreverse a alzar el vuelo, simplemente porque creemos que no somos capaces de conseguirlo. ¿Por qué? ¿Tenemos miedo?
¿A qué tenemos Miedo? ¿Qué es lo que nos lo impide?

Estás son algunas de  las preguntas que  deberíamos hacernos una vez que tengamos definido cuál o cuáles son nuestras metas, si es que realmente queremos lograrlas.

Puede que algunas respuestas a los anteriores interrogantes sean:  la rutina, la falta de tiempo, la  creencia de que no podemos alcanzar los objetivos propuestos  porque  nos veamos incapaces de llevarlos a cabo porque pensemos que son imposibles,  la pereza ante el esfuerzo que nos supone salir del estado de confort en el que nos encontramos, nuestro trabajo,,.. y podría seguir enumerando unas cuantas  razones más  que nos impiden conseguir aquello con lo que soñamos.

Pues, todas ellas no son razones,  sino excusas limitadoras,  que si nos parásemos a sentir desde el fondo de nuestra alma, sabríamos a ciencia cierta, que somos nosotros y nadie más, aunque carguemos con la responsabilidad a otros,   los que nos negamos a  echarnos a volar  con  las alas de nuestra propia creación y  que es   ese libro con páginas en blanco que ansía ser escrito con palabras multicolores, pero que tanto nos empeñamos en postponer su narración para un momento  mas adecuado, y que,  no   nos engañemos, nunca llegará a no ser que nos comprometamos  firmemente, dando  un  primer paso que inicie el camino hacia nuestro sueño, hacia  nuestra  felicidad.

Puede que muchos de vosotros estéis pensando que los sueños son distintos en cada persona, Unos, querrán tener más dinero para tener esto o aquello; algunos,  en conseguir una vida sencilla y cómoda sin demasiadas pretensiones;  muchos,  andan buscando el amor rodando por el mundo sin saber que solo tienen que buscar dentro para encontrarlo;  unos pocos,  en alcanzar la fama que les otorgue el reconocimiento de los demás, hay quienes no saben qué buscar,  y como no, otros que sueñan   en lanzarse al mundo para descubrirlo y crecer en él.

Sí, efectivamente son sueños diferentes, tantos como personas habitamos en este planeta, pero todos y cada uno de ellos confluyen en una única meta:  la ansiada felicidad y tengo que añadir  que unos la buscan más acertadamente que otros, e incluso, los hay que  se niegan a concebirla, negándose desde ese mismo instante,  al gozo de la misma.

Y así vamos sobreviviendo nuestra vida, más que viviéndo.  Vemos  cómo transcurre y se nos escapan de las manos las oportunidades, esperando quizá a otro momento más oportuno, para decidirnos a iniciar el camino,  sin ser conscientes de que la felicidad se encuentra en  el camino en sí de nuestra propia  vida, con  todas y cada una de las experiencias del día a día;  con todas y cada una de las personas que nos cruzamos en ella. Experiencias, que es totalmente cierto,  que nadie nos enseñó a valorarlas como auténtica fuente de sabiduría. Personas,  que, verdaderamente,  nadie nos dijo que estaban ahí para mostrarnos un nuevo sendero en el camino, auténticos maestros y maestras. En definitiva, no  se nos permitió a través de una autentica educación de autodescubrimiento   hacernos conscientes de nuestros dones y desarrollarlos, para vivir una vida plena y feliz   disfrutando de ella  y deleitarnos en   este hermoso planeta.

Ahora, y después de lo expuesto hasta aquí,   os  invito a reflexionar,  si ¿tal vez,  sea esta la razón por la que no nos sintamos capaces de ser creadores de una vida feliz? ¿Acaso se nos cortó las alas antes de echar nuestros sueños a volar? Y si es así, y nos damos cuenta finalmente de ello, ¿qué podemos hacer en el momento en que estamos para regenerar nuestras energías y motivarnos para vivir la vida desde el momento AQUÍ Y AHORA, sea cual sean nuestras circunstancias?

 Os animo, y sé que es difícil, aunque no imposible,  hablando desde mi humilde  experiencia si me lo permitís, a iniciar ese camino, a dar ese primer paso para el logro de cualquier sueño y, no es más  que  os decidáis  a adoptar resolutivamente una actitud positiva ante las situaciones menos amables, no viviéndolas como  experiencias  traumáticas, sino como auténticas oportunidades para el  crecimiento personal, y también aprendáis a mirar a las personas que se os crucen en vuestra vida como verdaderos maestros en los que veros reflejados.

Por supuesto esto sería mucho más fácil si comenzásemos  a amarnos a nosotros mismos. Sí, algo tan sencillo y que sin embargo nos cuesta tanto porque tampoco se nos permitió, ni se nos enseñó.

Y ¿qué se nos permite? Tenemos pocas opciones.  Nos consideramos con poca libertad ¿no es cierto? Tal vez, todo depende de si queremos empezar en este mismo instante a sonreirnos, a nuestra vida, a nuestras circunstancias, a nuestra gente,

Yo, Ahora, en este mismo instante, iniciando y compartiendo  este  nuevo blog, quien sabe si con él y las reflexiones que nazcan aquí, pueda   aportar  y crear  consciencia entre vosotros y vosotras para  una nueva forma de educar y crear vidas plenas, sacando de dentro hacia fuera y no de fuera hacia dentro, que es, en definitiva  como se viene haciendo desde la revolución industrial hasta ahora, imposibilitando una verdadera educación libre y creadora. Una que eduque para vivir en la FELICIDAD.